Radioaficion y otros Amores

02.11.2009 15:19

 

Radioaficion

INNOVA
Radioafición y otros amores

En Panamá hay un estimado de 400 radioaficionados que mantienen vigentes sus licencias. Antes de la expansión de la internet y de la telefonía celular, eran alrededor de 2 mil. La falta de demanda ha encarecido los aparatos de operación.

LA PRENSA/Jihan Rodríguez
PASIÓN. Pese a la caída de popularidad en la radioafición, José Moreira demuestra que las innovaciones tecnológicas no se han detenido. 658488
Kafda Vergara
Especial para La Prensa

panorama@prensa.com

Es el 20 de diciembre de 1989. Hora aproximada: 10: 25 p.m.

En un punto de las afueras de la ciudad capital una familia común intenta dar cobijo y tranquilidad a sus miembros más pequeños: sus hijos y sobrinitos, acostándolos todos juntos en el pasillo de la casa; único refugio intramuros disponible, aunque no infalible, ante la posibilidad de ser alcanzados por una bala perdida o por una detonación.

Los llantos angustiosos de algunos de los infantes se mezclan con el ruido de los bombardeos y del estruendo ensordecedor de los aviones militares.

En medio de aquel caos acústico, padre y madre se intercalan en el cuidado de los chicos para permanecer en un cuartito de seis metros cuadrados del exterior de la casa, tomar el micrófono de un radio multibandas Yaesu, y decir calmadamente:

"QSL, QSL, aquí Hache Pe Uno Charlie India Whisky (HP1CIW). QTR las 22 horas 25. Mucho QRM en el aire. Colega, indique QRB y si hay mucho QRM por su QTH".

Las respuestas al llamado son diversas: informes de heridos, de algunos muertos, de solicitudes para ayuda médica y hasta para gestionar la rendición pacífica de algunos batalloneros y otros grupos armados. La escena se repite en un número plural de casas-estaciones en todo el país.

Las ondas hertzianas atraviesan imparable los cielos llevando mensajes que, de algún modo, logran salvar la vida de algún ser humano en medio del cruento asalto.

Este servicio a la comunidad es, para HP1CIW, la razón de existir de todo radioaficionado, "o al menos debería serlo", aclara.

Anécdotas como estas llenan los recuerdos y los espíritus de los que no quieren ver morir la radioafición.

Existen en el país apenas algo más de 400 "HP", es decir, radioaficionados panameños, que aún sobreviven y mantienen la vigencia de sus licencias de radioaficionados pese la conquista tecnológica del internet y de la telefonía celular.

Pero, como todo amor verdadero, este también tiene sus costos, pues los equipos destinados a este pasatiempo son cada vez más caros debido a la falta de demanda.

"Antes de la expansión del internet y de los celulares éramos no menos de 2 mil. Ahora, apenas llegamos a ser algo menos de 500 los radioaficionados activos", sostiene con nostalgia José Moreira, HP1 BUM, quien define a aquellos radioaficionados que abandonaron la práctica como "radionecesitados".

Pese a esta caída de popularidad, HP1 BUM explica que las innovaciones tecnológicas en el ejercicio de la radioafición no se han detenido.

Además de los radios transmisores en las bandas VHF, UHF, HF, SHF y otras, los "radionecesitados" se están perdiendo la oportunidad de experimentar la transmisión con el Packet System, un sistema que usa un Controlador de Nodo Terminal (TNC) para enviar información de un lugar a otro en forma similar a los teléfonos celulares o al internet.

Se reemplaza el módem telefónico por un TNC, el teléfono se cambia por un radio transmisor-receptor (transceiver), y se usan ondas de radio en lugar del sistema telefónico.

Echo-link, otro sistema, comunica radio-estaciones y repetidoras alrededor del mundo registrándolas en computadora a través de un IP que las identifica.

La Unión Internacional de Radioaficionados (IARU, por sus siglas en inglés) hace esfuerzos para regular e incentivar el uso de redes satelitales de comunicación que permitan una mayor experimentación de los radioaficionados, sobre todo lo concerniente al planeamiento y a la gestión de las frecuencias destinadas para tal fin, espacios hertzianos cuya conservación y vigencia dependerán al final de aquellos sobrevivientes, amantes de las antenas y de los micrófonos. La pasión continúa.

 

 

                 

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